Miel cruda: Todas nuestras mieles son crudas, es decir sin pasteurizar. Significa que nunca las calentamos a más de 40º, y además tampoco aplicamos el calor de manera directa. Todo ello para preservar las propiedades únicas de cada tipo de miel. Por esta razón, todas ellas cristalizan a baja temperatura. Si la prefieres líquida, calienta el tarro al baño María y sin superar los 40º. Se trata de una miel cruda, que va directamente de la colmena a tu casa. Eso supone que no ha sido homogeneizada y que por tanto el color puede presentar variaciones.